Valladolid, 25 de diciembre de 2007
La ansiedad fue la compañera que nos llevó al inicio, se abrió el telón y nos inundaron los besos, los abrazos, las palabras calidas y amorosas. En el cuarto había un frenesí, las historias de los adultos, los anhelos de los jóvenes, la dulzura de los niños, todas bajo el ritmo de las carcajadas, esa confluencia de cosas se mezclaban para hacer una sola pieza, una familia Castellana. Le llamaremos Dominguez, por decir un nombre y guardar el anonimato. Pues, los Dominguez abrían sus puertas para recibir a una pequeña familia salvadoreña, que vio el encuentro como una pieza musical, de violines intensos que amenizaban un baile con ritmos frenéticos y muy festivos.
El balls empieza cuando el violín es más intenso. La apertura intensa del saludo es seguida de un desfile de bocadillos, bebidas, saludos y demás, el ritmo no disminuye, hasta que la conversación se volvió uno a uno, hasta que la pieza de baile pasó del acto grupal a las parejas, ¿que haces? ¿que te gusta?, patatin patatán y ahí va la conversación... Al conocer los instrumentos de la orquesta, el salón comienza a tener más formas, olores, colores y de la orquesta se empiezan a distinguir los instrumentos y el ritmo de cada uno de ellos.
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